El Ejército de Myanmar se hizo con el poder el lunes, en un golpe contra el gobierno democráticamente electo de la premio Nobel Aung San Suu Kyi, que fue detenida junto a otros líderes de su partido Liga Nacional para la Democracia (LND) temprano en la mañana.
Los militares afirmaron que realizaron los arrestos en respuesta a un “fraude electoral”, entregando el poder a su jefe, el general Min Aung Hlaing, e imponiendo el estado de emergencia durante un año, según un comunicado emitido a través de un canal de televisión propiedad del Ejército.
El partido de Suu Kyi dijo que ella pidió a la gente que proteste contra la toma del poder por parte de los militares, citando comentarios que, según sostuvo, fueron escritos en previsión de un golpe.
La situación pone fin a años de esfuerzos respaldados por Occidente para establecer una democracia en Myanmar, la ex Birmania, donde la vecina China tiene una poderosa influencia.
“MADRUGAN” MILITARES AL PARLAMENTO Y CORTAN COMUNICACIONES
Los generales se hicieron con el poder horas antes de que el Parlamento se reuniera por vez primera desde la abrumadora victoria de la LND en las elecciones del 8 de noviembre, consideradas como un referendo sobre las discutidas credenciales democráticas del gobierno de Suu Kyi.
Las conexiones telefónicas y por internet en la capital Naypyitaw, y en el principal centro comercial del país, Rangún, fueron interrumpidas y la televisión estatal suspendió sus emisiones tras la detención de los líderes de la LND.
El Ejército resumió una reunión de la nueva junta diciendo que Min Aung Hlaing prometió practicar “un sistema democrático multipartidista que haga florecer de forma genuina la disciplina”. Asimismo, prometió elecciones libres y justas y una entrega del poder al partido ganador, sin aportar un calendario.
Suu Kyi, el presidente Win Myint y otros líderes de la LND fueron “llevados” en las primeras horas de la mañana, dijo el portavoz del partido, Myo Nyunt, por teléfono a Reuters. Más tarde no pudo volver a ser contactado.
DESPLIEGAN FUERZAS MILITARES EN LA CAPITAL
Soldados y policías antidisturbios estaban desplegados en Rangún, donde los residentes acudían a los mercados para conseguir suministros y otros hacían fila en cajeros automáticos para sacar dinero. Los bancos suspendieron después sus servicios por las malas conexiones por internet, pero dijeron que reabrirían el martes.
Firmas extranjeras como el gigante minorista japonés Aeon, la surcoreana POSCO International y la noruega Telenor intentaban contactar a su personal para evaluar la situación.
Las multinacionales llegaron al país después de que el partido de Suu Kyi estableció el primer gobierno civil en medio siglo en 2015, aunque la persecución de la minoría musulmana Rohinyá generó dudas en algunos inversores.
LA LARGA MARCHA DE SUU KYI
La premio Nobel de la Paz Suu Kyi, de 75 años, llegó al poder tras unas elecciones en 2015 que siguieron a décadas de arresto domiciliario y lucha contra los militares, que tomaron el poder en un golpe en 1962 y reprimieron la disidencia durante años.
Aunque sigue manteniendo una gran popularidad en su país, su talla mundial se vio muy dañada después de que no hizo nada por detener la expulsión de cientos de miles de Rohinyá en 2017.
Las detenciones se produjeron tras días de tensión entre el gobierno civil y los militares tras la elección más reciente, en la que el partido de Suu Kyi logró el 83% de los sufragios.
Un golpe pondría a Myanmar “de vuelta bajo una dictadura”, señaló el comunicado preescrito y publicado Facebook citando palabras de Suu Kyi.
“Insto a la gente a que no acepte esto, a que responda y proteste con todo contra el golpe militar”, afirmó. Reuters no pudo contactar a funcionarios de la LND para confirmar la veracidad del comunicado.
CONDENAN MÉXICO Y ONU GOLPE DE ESTADO
Naciones Unidas lideró la condena por el golpe y pidió la liberación de los detenidos y la restauración de la democracia, en comentarios a los que se hicieron eco Australia, Reino Unido, la Unión Europea, India, Japón y Estados Unidos.
En tanto, la Cancillería mexicana secundó la moción del secretario general de la ONU, António Guterres, y se pronunció por una salida pacífica al conflicto.
“El Gobierno de México sigue con gran preocupación los hechos ocurridos en la Unión de Myanmar y hace eco de la condena del secretario general de la ONU, António Guterres, por la detención de los líderes políticos de ese país. Asimismo, llama a todas las partes a recuperar lo antes posible los canales legales y democráticos que permitan construir consensos internos y alcanzar las aspiraciones de paz, democracia y desarrollo sostenible de la población en Myanmar”, informó en un comunicado.
“Como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, México apoyará las acciones multilaterales y regionales para avanzar en ese sentido y respaldará asimismo las acciones del secretario general de la ONU para impulsar a la brevedad un diálogo incluyente y constructivo”.
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