La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales respondió a los actores, cantantes y actrices que lanzaron el video de la campaña #SélvamedelTren, en oposición a la construcción del Tren Maya.
Por medio de un comunicado la dependencia acusó a los artistas de difundir desinformación o datos erróneos y listó ejemplos de algunas situaciones graves de los últimos 30 años que sí han dañado la riqueza natural de esa región y que no fueron dignas de levantar la voz de quienes hoy se ostentan como defensores del medio ambiente.
“¿Dónde estaban los pseudoambientalistas cuando hace años empezó la verdadera devastación en el sureste de México?”, cuestionó la dependencia.
📌 Las personas de la región quieren y ven en el @TrenMayaMX un camino de esperanza para su bienestar y felicidad en sus propias comunidades.
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— SEMARNAT México (@SEMARNAT_mx) March 25, 2022
También destacó que la Cuarta Transformación trabaja para remediar el desastre socioambiental que presuntamente permitieron las administraciones pasadas.
Estos son los ejemplos de devastación medioambiental referidos por la Semarnat.
Se permitió el crecimiento indiscriminado de granjas porcícolas. Por ejemplo, en el estado de Yucatán la Asociación de Porcicultores local ha mencionado tener al menos 500 granjas en 50 municipios de la entidad, cuyas afectaciones a la salud humana y ambiental por deforestación, desequilibrio ecológico y contaminación de cenotes es innegable, y se acrecienta por las características cársticas de sus suelos.
Se potenció y fomentó el uso de agroquímicos como el glifosato. Esto, incluso fomentado desde las autoridades y perjudicó a la salud humana y ambiental, ya que los cultivos de organismos genéticamente modificados (el maíz y la soya) se implementan con paquetes tecnológicos basados en agroquímicos.
Se omitió atender el creciente problema de la deforestación y tala ilegal. Históricamente el sureste ha sufrido por la deforestación, y actualmente se ubica como la región más deforestada del país; de 2010 a 2017 la siembra de soya en el estado de Campeche pasó de 17 mil a más de 40 mil hectáreas. Solo en el municipio de Hopelchén, la superficie destinada a ese cultivo creció de 7 mil a 28 mil hectáreas, es decir 400%. La tala ilegal de maderas preciosas tropicales se incrementó en los últimos años, de 2000 a 2018, impactando incluso la Reserva de la Biósfera de Calakmul, la más grande de América Latina.
Se dieron permisos para la explotación minera sin considerar los daños al ambiente. La explotación de recursos minerales y pétreos se concedió sin consideración de los daños ambientales que ocasiona, permitiendo que se lleve a cabo también por debajo del manto freático y sus impactos son irreversibles, como sucedió con la empresa Calica, en Solidaridad, Quintana Roo. En 68 Áreas Naturales Protegidas (ANP) terrestres de nuestro país existen 1,862 concesiones mineras con una superficie total de traslape de 1.5 millones de hectáreas, como es el caso de la Reserva de la Biósfera El Triunfo, en Chiapas.
Se permitió la siembra de cultivos exóticos como la palma de aceite. Se permitieron actividades económicas que contravienen las vocaciones naturales del sureste mexicano, como el cultivo de palma de aceite, el cual requiere de grandes cantidades de agua y un paquete tecnológico de agroquímicos, además de que provoca la compactación del suelo, lo que genera severas afectaciones ambientales.
Se autorizaron megaproyectos y obras de infraestructura que dañaron severamente al medio ambiente. Se permitió, e incluso se fomentó, el crecimiento desordenado y exponencial de la infraestructura turística e inmobiliaria en el estado de Quintana Roo, sin ni siquiera plantear medidas de compensación que mitigaran los impactos al medio ambiente. Particularmente en Cancún, Tulum y Bacalar, donde las consecuencias han ido desde la contaminación y privatización de las playas del Caribe Mexicano y el deficiente manejo de residuos sólidos y aguas, hasta la explotación de la riqueza natural, incluso dentro de Áreas Naturales Protegidas.
La dependencia destacó que, en contraste, la actual administración promueve programas como Sembrando Vida, que impactan positivamente en la naturaleza, entre otras acciones llevadas a cabo por el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
El Programa de Reforestación más grande del mundo. La implementación del Programa Sembrando Vida en el sureste mexicano incluye más de medio millón de hectáreas que favorecen la retención y regeneración de suelos, la captación de agua y la absorción de bióxido de carbono. Asimismo, de la mano de prácticas agroecológicas, aunadas a la generación productiva y de ingresos, se favorece el desarrollo económico y sustentable de las comunidades.
Estrategia contra la Tala Ilegal. Por primera vez se implementa una estrategia interinstitucional e integral, que inició en el estado de Campeche y ha logrado la instalación de puntos de inspección y revisión en lugares estratégicos, lo que evita el transporte de maderas extraídas de forma ilícita, decomisos y el inicio de procesos judiciales, así como seguimiento a carpetas de investigación.
Acuerdo histórico con la comunidad menonita. Por primera vez en la historia del país se acordó frenar la deforestación e iniciar la transición hacia una forma de producción agroecológica, que se complementa con el Decreto publicado el 31 de diciembre de 2020, que prohíbe gradualmente el uso del glifosato y maíz transgénico.
Reconocimiento a las comunidades que cuidan y conservan el medio ambiente. A través del Programa Pago por Servicios Ambientales se ha logrado conservar y proteger más de 200 mil hectáreas en el trayecto del Tren Maya, y se trabaja directamente con las comunidades para seguir creando corredores biológicos forestales.
No se ha otorgado ninguna concesión de minería a cielo abierto. Se mantiene el compromiso de proteger el medio ambiente ante esta actividad, y se realiza una revisión de las concesiones otorgadas en Áreas Naturales Protegidas.
Se interponen controversias constitucionales para proteger el medio ambiente. Se hace frente jurídico a los instrumentos de ordenamiento ecológico locales que no cumplen técnica y normativamente su fin, y favorecen la urbanización y los intereses inmobiliarios.
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