Omar “El Gato” Ortiz, un reconocido exportero mexicano, recorrió un camino de éxitos deportivos que se vio empañado por su encarcelamiento por secuestro.
A pesar de su carrera prometedora en la Liga MX, su vida tomó un giro inesperado que lo llevó a enfrentar graves acusaciones y una larga condena.
Nacido en Monterrey, Nuevo León, en 1976, Ortiz comenzó su carrera futbolística en el Club de Fútbol Monterrey en 2002. Con el tiempo, se destacó en otros equipos como los Jaguares y el Necaxa, además de haber sido parte de la Selección Mexicana en varias ocasiones.
Su trayectoria prometía un futuro brillante en el deporte, pero su vida personal pronto se vería afectada por decisiones cuestionables.
En 2012, la vida de Omar cambió radicalmente cuando fue detenido por su implicación en una serie de secuestros, incluido el de Armando Gómez, esposo de la famosa cantante Gloria Trevi. Su participación en estos crímenes le valió una condena de 75 años de prisión, siendo acusado de formar parte de una banda delictiva.
Las investigaciones revelaron que no solo estaba involucrado en los secuestros, sino que también luchaba contra una adicción a las drogas.
Si vida tras las rejas
Desde su encarcelamiento, Omar Ortiz ha experimentado múltiples dificultades, incluyendo un motín en el penal de Cadereyta en 2017, donde resultó herido. A pesar de la adversidad, el exfutbolista encontró consuelo en la religión, convirtiéndose en un predicador de la palabra de Dios. En varias entrevistas, ha compartido cómo su fe le ha proporcionado paz en un entorno hostil, afirmando que se siente “libre espiritualmente” a pesar de su encarcelamiento físico.
“El Gato” Ortiz ha expresado su arrepentimiento por las decisiones que lo llevaron a perder su carrera y el tiempo con su familia. En sus declaraciones, ha pedido perdón a sus seres queridos, reconociendo el dolor que les ha causado. Además, ha agradecido a varios compañeros del fútbol que lo apoyaron durante sus primeros años en prisión, quienes le enviaron ayuda sin saber que era para él.
Ahora, Ortiz se enfoca en su vida espiritual, dejando atrás su carrera en el fútbol. Afirma que su pasado ya no le define y que está decidido a ser un ejemplo de redención y esperanza. “El fútbol fue una etapa que ya quedó atrás. Estoy en una nueva etapa, y quiero seguir adelante”, señaló.
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