Las plataformas no tienen las mismas reglas ni las mismas sanciones. Las normas comunitarias y el proceso de moderación de contenidos son el resultado de una decisión privada que, sin embargo, tiene un fundamento legal clave: la Sección 230 de la Ley por la Decencia de las Comunicaciones de Estados Unidos, a la que se encuentran sometidas las compañías que tienen su domicilio principal en dicho país. Sin desconocer que hay leyes relevantes sobre el particular en otras latitudes, nos enfocamos en esta.
Por regla general, las plataformas no son responsables por los contenidos que publican sus usuarios. Siendo así, si una persona amenaza a otra a través de una red social, por ejemplo, la empresa no sería responsable de la misma manera que la empresa de teléfonos no es responsable si alguien hace una amenaza a través de una llamada.
Actualmente este postulado enfrenta muchos cuestionamientos. Para diversas voces, el rol de una red social se asemeja más al de un editor que al de un mero transmisor y, por lo tanto, argumentan que la Sección 230 debería reformarse.
La norma, sin embargo, tiene una justificación relevante: al no responsabilizar a las plataformas por los contenidos de sus usuarios, se protege la libertad de expresión.
El escenario contrario:
Si la ley hiciera a las plataformas responsables de cada publicación, éstas tendrían que controlar excesivamente lo que hacen sus usuarios, creando el riesgo de que limiten excesivamente la expresión o simplemente de que se abstengan de ofrecer el servicio. En resumen, hacerlas legalmente responsables por cada violación de la ley de sus usuarios las haría inviables.
Esto no implica que las plataformas deban permitir cualquier tipo de contenido. Bajo la lógica de que las empresas pueden configurar espacios atractivos para sus usuarios, la Sección 230 establece que las plataformas tampoco serán responsables si de buena fe toman acciones para restringir el acceso a contenidos que consideren obscenos, extremadamente violentos, acosadores u objetables. Es decir, así como las plataformas no son responsables por lo que sus usuarios comparten, tampoco lo serán si intentan arbitrar el contenido problemático que se mueve en sus espacios.
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