El Congreso de la Ciudad de México ha generado un intenso debate con la reciente reforma al artículo 132 del Código Fiscal, la cual obliga a los propietarios de inmuebles con un valor superior a cuatro millones de pesos a reportar el estatus de sus propiedades ante la Secretaría de Finanzas capitalina. Esta medida, impulsada por el partido Morena, ha sido criticada por la oposición y ciudadanos que consideran la iniciativa como una invasión a la privacidad y una posible amenaza a la propiedad privada.
Implicaciones de la reforma y críticas de la oposición
El Partido Acción Nacional (PAN), a través de su diputado Diego Garrido, ha expresado una fuerte oposición a la reforma, argumentando que el gobierno no debería tener injerencia en asuntos privados como la ocupación o uso de inmuebles. Además, advirtió que esta normativa podría abrir la puerta a expropiaciones de propiedades desocupadas, señalando que tiene tintes confiscatorios.
Por otro lado, el abogado Ricardo David Chávez argumentó que la medida es innecesaria, ya que el Estado cuenta con información detallada sobre el uso de suelo de cada inmueble, por lo que no debería intervenir de manera tan intrusiva.
¿Hacia dónde va la propiedad privada en la CDMX?
El debate sobre esta reforma pone sobre la mesa un tema crucial: el equilibrio entre el derecho a la propiedad privada y las facultades del Estado para regular el uso de los bienes inmuebles. La preocupación de la oposición y de algunos ciudadanos radica en la posibilidad de que esta medida siente un precedente para una mayor intervención estatal en la tenencia de propiedades.
Aunque las multas por incumplimiento de esta nueva obligación oscilan entre los cuatro mil y 10 mil pesos, la controversia no radica tanto en las sanciones, sino en el alcance y la intención de la medida. Reflexiones finales
La reforma al artículo 132 del Código Fiscal en la Ciudad de México es un ejemplo de cómo las políticas públicas pueden generar divisiones significativas en la sociedad. Mientras el gobierno de la CDMX defiende la medida como una herramienta de transparencia fiscal, la oposición y algunos sectores de la ciudadanía la ven como una violación al derecho fundamental de la propiedad privada.
El desenlace de este debate dependerá de cómo se implementen las disposiciones y de las respuestas de los ciudadanos afectados. Sin duda, esta reforma marcará un precedente en la legislación sobre la propiedad privada en México, sentando las bases para futuras discusiones sobre los límites de la intervención estatal.
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