La organización formada por los cuatro hijos de Joaquin Guzmán Loera, mejor conocida como “Los Chapitos” o “La Chapiza” se han convertido en el objetivo prioritario del Gobierno de Estados Unidos, ya que a través de una serie de investigaciones en colaboración con la Fiscalía General de la República (FGR), han podido obtener información que indica que ese grupo delincuencial cuenta, por lo menos, con 5 mil hombres armados que les permite controlar el trasiego de droga en la zona norte de Sinaloa, el poniente de Sonora y la totalidad de los estados de Nayarit, Chihuahua y Baja California Sur.
Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, Ovidio Guzmán López y Joaquín Guzmán López han sido identificados por el Gobierno estadounidense como “prolíficos narcotraficantes” dentro del Cártel de Sinaloa, por lo que han ofrecido por todos, una recompensa de 20 millones de dólares a quien proporcione información que conduzca a su detención.
Todos, según las autoridades estadounidenses, “son miembros de alto rango del Cártel de Sinaloa y cada uno está vinculado a una acusación federal por su participación en el tráfico ilícito de drogas”. Sin embargo, los narcotraficantes, a excepción de Ovidio Guzmán, no cuentan con órdenes de aprehensión en México a pesar que desde la detención de su padre, “El Chapó”, ellos han seguido llevando el “negocio”.
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