Si la sociedad no toma en sus manos el control de la pandemia, nos esperan meses de mucho dolor en el país.
Veamos primero el cuadro que existe actualmente.
Los reportes del viernes y sábado mostraron por primera ocasión más de 20 mil nuevos contagios cada día, además de que está siendo frecuente que haya más de mil fallecidos por día.
El parámetro de fallecidos/contagiados confirmados, es en México de 8.6 por ciento.
Si así se mantuviera en las siguientes semanas, lamentablemente habría que esperar que poco más de 9 mil 600 personas de las que hoy están contagiadas fallezcan en los próximos días.
Por eso no resulta sorprendente que el modelo del Instituto de Evaluación y Métricas de la Salud de la Universidad de Washington estime en su escenario base que sumarían 176 mil 300 fallecidos confirmados con Covid-19 al término de abril.
Es decir, todavía habría poco más de 36 mil fallecidos en tres meses y medio. Y, creo que la estimación es conservadora.
Lo alarmante en este momento es el disparo de los contagios. En los últimos 30 días, su crecimiento fue de 27 por ciento. Si no se lograra darle la vuelta a esa tendencia, para el 15 de febrero se habrían contagiado 435 mil personas más.
Un caso emblemático es la Ciudad de México, que está en una condición de saturación hospitalaria tal, que la gente solo lleva a sus enfermos a los hospitales cuando tienen una condición crítica y mientras no lleguen a ese estado los atienden en su casa.
El tráfico vehicular, como un indicador de movilidad, bajó durante los últimos días de diciembre tras la aplicación del semáforo rojo, pero en los últimos días se observa un repunte.
Por ejemplo, según los datos de la CDMX, el tráfico vehicular en alcaldías como Iztapalapa, Venustiano Carranza o Tlalpan, ya está por arriba de los niveles de principios de marzo del año pasado, antes del confinamiento.
A partir de hoy existe el riesgo de que entremos en un círculo vicioso.
Como no hay apoyos a los afectados por la pandemia, se permitirá una reapertura parcial de algunas actividades, que inevitablemente va a generar una mayor movilidad y potencialmente mayores contagios.
No porque la gente se vaya a contagiar en los restaurantes, gimnasios o en el Centro Histórico, sino porque los desplazamientos que se van a dar van a aumentar la movilidad.
En este espacio le hemos comentado que la solución que va a dar la vacunación, en un país como México, va a requerir un plazo largo.
Mientras que Israel lleva vacunado al 27 por ciento de su población o aun Estados Unidos al 3.7 por ciento, en México, con todo y la llegada masiva de las vacunas la semana pasada, alcanzó la cifra de 0.36 por ciento.
No es algo privativo de nuestro país. De hecho, entre las naciones en desarrollo no nos vemos tan mal.
Pero eso no quita la lentitud que tendrá la inmunización.
Así que, en el corto plazo, se sigue requiriendo el distanciamiento social como el único recurso para detener los contagios y éste no se va a dar mientras una gran cantidad de personas tenga que salir a buscar su sustento.
El escaso efecto de los cierres no es porque el confinamiento no funcione, sino porque la tolerancia a la informalidad ante la realidad de que no se está apoyando económicamente a la gente, impide que el confinamiento se haga realmente completo.
En este contexto, los retos para las familias y las empresas este año son enormes.
El gobierno no va a asegurar que no nos contagiemos ni va a cuidar nuestra economía.
Lo tendremos que hacer nosotros mismos.
FUENTE: EL FINANCIERO
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