Si bien los ejecutivos y productores esperan que los jóvenes cambien sus hábitos y con el tiempo se vuelvan como sus padres, los investigadores de Deloitte aseguran que eso no es probable.
Un estudio de la firma consultora Deloitte que analiza la brecha generacional en el contexto del entretenimiento doméstico ha mostrado que para la ‘generación Z’ (los nacidos entre 1997 y 2007) los videos, ya sean películas o programas de televisión, no son una prioridad de ocio.
Según el estudio, en el que durante el mes de febrero participaron en línea más de 2.000 consumidores, el 26 por ciento de los encuestados afirmó que jugar a los videojuegos era su actividad favorita, mientras que el 12 por ciento aseguró que prefiere navegar por Internet y el 11 por ciento de los encuestados pasaba su tiempo libre comunicándose a través de las redes sociales. Solo el 10 por ciento indicó que prefería ver una película o un programa de televisión en casa.
Al mismo tiempo, el 18 por ciento de los participantes pertenecientes a la ‘generación Y’ (los nacidos entre 1983 y 1996) eligió ver películas y programas de televisión como su modo preferido de entretenimiento. Los videojuegos fueron la opción preferida por el 16 por ciento de los mileniales.
En opinión de Jana Arbanas, vicepresidenta y líder de telecomunicaciones, medios y entretenimiento de EE.UU. en Deloitte, si las preferencias de la ‘generación Z’ por los videojuegos, la música y las redes sociales se mantienen, el video se volverá menos importante para los consumidores.
Eso podría acarrearle problemas a Hollywood, que ya está enfrentando una dura competición por parte de los videojuegos y de redes sociales como TikTok y Snapchat. Si bien los ejecutivos y los productores esperan que los adolescentes cambien sus hábitos y con el tiempo se vuelvan como sus padres, los investigadores de Deloitte aseguran que eso no es probable que ocurra.
El estudio aborda también el abandono del mercado de servicios de ‘streaming’. Con el lanzamiento de más servicios de transmisión y los problemas financieros de grandes sectores de la población como consecuencia de la crisis del coronavirus, los ciudadanos están cambiando sus suscripciones mucho más a menudo que hace un año. Según el estudio, el 22 por ciento de los encuestados añadió servicios de suscripción desde principios de la pandemia, el 33 por ciento agregó y canceló suscripciones de video, y solo el 3 por ciento únicamente cancelaron servicios.
La razón principal de tales cambios es el aumento de los precios, y casi la mitad de los encuestados dijeron que cancelarían la suscripción por el incremento del coste. Todo esto está relacionado con el hecho de que muchos servicios de trasmisión, entre ellos Disney+ y Netflix, han aplicado pequeñas subidas de precios para aumentar los ingresos por usuario, un factor clave para determinar el éxito de un transmisor.
Al mismo tiempo, el contenido sigue siendo otro gran factor para cancelar la suscripción, y el 31 por ciento afirma que sería más probable que abandonara una plataforma si se eliminaran los programas y películas que les gustan. Este problema es cada vez más común, ya que los estudios recuperan sus programas de las compañías de transmisión rivales para impulsar sus operaciones directas al consumidor.
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