Este miércoles el líder de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, ordenó abrir una investigación de juicio político contra el presidente de Los Estados Unidos Joe Biden, acusándolo precisamente de aprovechar sus vínculos políticos para intervenir en los negocios de su hijo y beneficiarse de ellos, acusaciones refutadas de forma reiterada por la Casa Blanca, por lo que Hunter Biden, hijo del presidente estadounidense, fue imputado de tres cargos relacionados con la compra y posesión de armas, que es ilegal cuando se trata de una persona con adicciones.
El acta de imputación está firmada por David Weiss, el fiscal federal de Delaware, que a mediados de agosto fue nombrado fiscal especial al frente de esas pesquisas por el secretario de Justicia de Estados Unidos, Merrick Garland.
Según el escrito, el 12 de octubre de 2018 o en una fecha cercana a ese día, Hunter Biden compró una pistola, una Colt Cobra de calibre 38, y mintió al vendedor al entregarle un certificado que estipulaba que no era consumidor ilícito ni adicto a estimulantes, estupefacientes u otras sustancias controladas.
“Sabía que esa declaración era falsa y ficticia”, apunta el documento, que también reprocha al hijo del mandatario que mintiera sobre sus adicciones en la información que debía quedar registrada en la licencia federal de armas de fuego (FFL, por sus siglas en inglés). Con un tercer cargo, se acusa también a Hunter Biden de poseer un arma de fuego sabiendo que era ilegal por sus adicciones.
Las pesquisas contra Hunter Biden se abrieron en 2018 durante el mandato de Trump y los conservadores se han apoyado en ellas para atacar al presidente demócrata, al que acusan de no haber hecho ningún esfuerzo para llevar esta indagación hasta el final.
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