El Caribe mexicano enfrenta en 2025 su peor crisis de sargazo desde que, en 2011, comenzaron los registros de su arribo masivo. Desde el aire, esta macroalga aparece como una extensa mancha marrón que invade las costas.
El calentamiento de las aguas y los cambios en las corrientes marinas, consecuencia del cambio climático, han favorecido la llegada de enormes cantidades de sargazo. Su crecimiento se acelera por el exceso de nutrientes que recibe del polvo del Sahara, las aguas profundas del noreste africano y los desechos agrícolas de la cuenca del Amazonas, factores que funcionan como fertilizantes. En promedio, las manchas duplican su tamaño cada cinco días.
En plena temporada vacacional, la escena en Playa Delfines —uno de los puntos más icónicos de Cancún— se ve alterada por el trabajo constante de cuadrillas y maquinaria pesada retirando el alga, mientras turistas se alejan del litoral afectado.
Al descomponerse, el sargazo en el mar Caribe libera metano, amoníaco y ácido sulfhídrico, gases tóxicos con olor a huevo podrido que pueden causar irritación en las vías respiratorias, dolores de cabeza y mareos. Esta situación ya es una amenaza ambiental y de salud pública. pic.twitter.com/ACLeAWEwUl
— Nacho Lozano (@nacholozano) August 13, 2025
Las proyecciones para 2025 estiman un arribo superior a las 80 mil toneladas, cifra que dejaría atrás los récords de 2018 (54 mil toneladas) y 2022 (63 mil toneladas recolectadas entre marzo y octubre). La doctora Brigitta Van Tussenbroek, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, confirmó que este año es el de mayor biomasa registrada en el Gran Cinturón de Sargazo del Atlántico, que se extiende desde África Occidental hasta el Golfo de México.
De acuerdo con el Laboratorio de Oceanografía Óptica de la Universidad del Sur de Florida, al cierre de julio ya se contabilizaban 38 millones de toneladas en el océano, superando las 24.2 millones de 2022. Modelos científicos indican que sólo 10% de esa cantidad llega a las costas, y en el caso mexicano, únicamente una décima parte de lo que circula por la corriente de Yucatán toca tierra en Quintana Roo.
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