Los precios de los alimentos se han disparado hasta en 300 por ciento como la piña, papaya, fresa, sandia, nopal, calabaza, espinacas, acelgas, en la Central de Abasto (CEDA) de la Ciudad de México en los últimos días sin que ninguna autoridad como la Secretaría de Economía, de Marcelo Ebrard o la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) intervenga sobre tal situación.
En el caso de la especulación que llevan a cabo los comerciantes en las colonias capitalinas tampoco hacen nada. Por ejemplo, el precio del kilogramo de la pechuga de pollo, en bodega andan en 70 pesos, mientras los comerciantes la venden en 120 pesos por kilogramo, con lo cual le pegan muchísimo al bolsillo de los consumidores.
En un sondeo de mercado en la CEDA, el costo de la piña se fue a las nubes, pues, una pieza anda en 80 pesos la pieza cuando, el mismo producto, hace unos meses, costaba 20 pesos.
En el mismo mercado, los bodegueros vendía el kilogramo de papaya maradol en 20 pesos y ahora, tiene un precio de 54 pesos, porque, supuestamente no hay producto y seguirá elevándose en los próximo días, porque, según los comerciantes, no hay papaya.
En la zona conocida como la subasta de la misma CEDA, el ciento de nopales con espina cuesta 200 pesos, es decir, dos pesos por cada nopal, y no hay poder humano que lo haga bajar. Además, los mismos comerciantes venden más caro producto, es decir, a precio castigado, un cuarto de ciento hasta en 60 pesos sin que ninguna autoridades de Economía o Profeco hagan nada. Vale recordar que el ciento de nopales hace varios meses costaba entre 50 y 60 pesos.
La escala de precios de los alimentos en la CEDA capitalina, no cede. Por ejemplo, el kilogramo de fresa cuesta hasta 150 pesos. La sandia, que andaba a 10 pesos, y subió a 15 pesos el kilogramo. El kilogramo de calabazas cuesta 25 pesos, y las espinacas y las acelgas desde varios meses han sido inalcanzables para los bolsillos de las amas de casa que intentan estirar su gasto familiar.
El alza de los precios y la especulación de los comerciantes, hacen más difícil la carestía de la vida. Y así seguirá por los siglos de los siglos.
Comentarios
0 comentarios