Como resultado de la cancelación de la Navidad debido a la guerra entre Israel y Hamás, Belén, el lugar donde según la Biblia nació Jesús, normalmente abarrotado en estas fechas, es literalmente un pueblo fantasma hoy 24 de diciembre.
En lugar de las luces festivas y el árbol de Navidad que suelen decorar la plaza del Pesebre, y los miles de turistas extranjeros que se congregan cada año por las fiestas, solo hay docenas de agentes de seguridad palestinos patrullando la plaza vacía.
“No podemos justificar sacar un árbol y celebrar con normalidad, cuando algunas personas (en Gaza) ni siquiera tienen casas a las que ir”, dijo Ala’a Salameh, uno de los propietarios del restaurant Afteem, un local familiar de falafel a unos pasos de la plaza.
Salameh dijo que la víspera de Navidad suele ser el día más atareado del año. “Normalmente no puedes encontrar ni una silla para sentarte, estamos llenos de la mañana a la medianoche“, dijo Salameh.
Este año sólo había una mesa ocupada, por periodistas que se tomaban un descanso de la lluvia.
Se estima que incluso cuando termine la guerra, tomará otro año que el turismo vuelva a Belén con normalidad.
La cancelación de los festejos navideños es un duro golpe para la economía local. El turismo supone en torno al 70% de los ingresos de Belén, casi todo durante las navidades.
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