Éste domingo una agencia de Naciones Unidas calculó que más de 670 personas murieron en la avalancha de tierra que en la madrugada del viernes sepultó una aldea remota al norte de Papúa Nueva Guinea, aunque hasta el momento se han recuperado solo cinco cadáveres.
El responsable de la Organización Internacionalmente para las Migraciones (OIM) en Papúa Nueva Guinea, Serhan Aktoprak, declaró a la televisión estatal australiana ABC que según las nuevas estimaciones, más de 150 casas quedaron enterradas por una capa de rocas y tierra de entre seis y ocho metros de profundidad y temen que más de 670 personas hayan perdido la vida.
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