Los agentes irrumpen en la Explanada de las Mezquitas horas antes de una marcha de miles de nacionalistas israelíes por la Ciudad Vieja
La escalada de violencia durante el mes de Ramadán en Jerusalén ha entrado este lunes en la jornada con mayor tensión. Al menos 305 palestinos han resultado heridos, de los que 228 han tenido que ser hospitalizados, según la Media Luna Roja, en choques con la policía israelí durante el rezo de la mañana en la mezquita de Al Aqsa, tercer lugar sagrado del islam. Imágenes difundidas a través de las redes sociales mostraban a los fieles entre el humo de granadas lacrimógenas en el interior del templo, mientras en la explanada del recinto religioso se producía una batalla campal a pedradas, y con lanzamiento de granadas aturdidoras por las fuerzas de seguridad, 21 de cuyos agentes sufrieron lesiones, según un comunicado del Ministerio de Seguridad Pública.
La policía prohibió el paso a los israelíes a la Explanada de las Mezquitas, denominada por los judíos Monte del Templo, en la celebración del Día de Jerusalén. Estas visitas son tradicionales en la conmemoración de la captura de la parte oriental de la ciudad por el Ejército de Israel durante la guerra de los Seis Días en 1967, que se desarrolla este lunes según el calendario judío.
Decenas de miles de nacionalistas y colonos israelíes marcharon horas más tarde con la bandera de la Estrella de David por la Ciudad Vieja de Jerusalén. El provocador recorrido por el barrio musulmán desde la emblemática Puerta de Damasco, en el que cada año se dispara la tensión, fue prohibido por la policía. El desfile nacionalista fue finalmente desviado hacia la Puerta de Jaffa, por los barrios cristiano y armenio, en dirección al Muro de las Lamentaciones, para evitar su paso por las áreas más conflictivas.
Un conductor israelí que perdió el control de su vehículo tras haber sido apedreado y que atropelló a un manifestante en una zona de enfrentamientos próxima al recinto amurallado, estuvo a punto de ser linchado por jóvenes palestinos. Creyeron que había intentado arrollarlos deliberadamente y le agredieron hasta que quedó ensangrentado, antes de ser rescatado por un agente de policía a punta de pistola, según vídeos que circularon en las redes sociales.
A petición del fiscal general de Israel, Avichai Mandelblit, el Tribunal Supremo aplazó el domingo la publicación de la sentencia final, que estaba anunciada para este lunes, sobre el desahucio de varias familias palestinas de las casas que ocupan desde hace siete décadas en el distrito de Sheij Yarrah, al norte del centro histórico.
Junto con las protestas por las barreras policiales colocadas en Ramadán en la Puerta de Damasco, principal acceso al barrio musulmán, la movilización ciudadana para detener los desalojos de Sheij Yarrah, que habían sido promovidos ante la justicia por una asociación de colonos ligada a la extrema derecha, ha estado detrás del origen del estallido en Jerusalén durante el mes sagrado del islam. En ambos casos, al igual que el desfile del Día de Jerusalén, Israel ha tenido que dar marcha atrás para evitar que se desbordara la violencia.
Miles de agentes de policía más el cuerpo de fronteras (militarizado) se han desplegado en Jerusalén Este, de población mayoritariamente palestina. El Ejército ha reforzado con varios batallones a sus unidades en las zonas de Cisjordania más cercanas a Jerusalén. Las protestas se han extendido también al norte del país, donde se concentra la mayor parte de la minoría árabe del Estado judío (21% de los 9,2 millones de habitantes). En la ciudad portuaria de Haifa los enfrentamientos tras una manifestación dejaron al menos una decena de heridos de ciudadanos de origen palestino.
“Jerusalén está viviendo un choque entre la tolerancia y la intolerancia (…) que no es nuevo; existe desde hace cientos de años, desde el auge de las tres religiones monoteístas”, afirmó Netanyahu en un acto público al mediodía del lunes. “Solo bajo la soberanía israelí, desde 1967, hemos asistido a un periodo que ha garantizado la libertad de culto”, agregó el primer ministro, “aunque a veces se producen estallidos que hay que afrontar con firmeza por las fuerzas de seguridad, a las que apoyo en ese esfuerzo”. “Por supuesto, la prensa global se equivoca y engaña en su interpretación”, apostilló.
Un portavoz del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, citado por Reuters acusó a “las fuerzas de ocupación de Israel de lanzar un brutal ataque contra Al Aqsa”, y anunció que el rais palestino se reservaba todas las opciones para denunciar los hechos ante la comunidad internacional. El estatuto de Jerusalén es una de las cuestiones más espinosas en el conflicto palestino-israelí. Naciones Unidas declaró a la ciudad y sus alrededores zona internacional en el plan de partición de la Palestina bajo mandato británico en 1947. Pero tras una guerra posterior, Israel se apoderó de la parte occidental mientras Jordania administraba la oriental, que incluye la Ciudad Vieja. Después de ocupar militarmente Jerusalén Este hace casi 54 años, Israel se la anexionó unilateralmente.
En todas las negociaciones entre palestinos e israelíes desde los Acuerdos de Oslo de 1993 se establece que el estatuto final de la Ciudad Santa debe formar parte de un acuerdo general de paz entre ambas partes. Para Israel, Jerusalén es su capital eterna e indivisible. Los palestinos aspiran a que la parte oriental sea la capital de su futuro Estado.
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