Luka Doncic estaba casi dormido el sábado por la noche en Dallas cuando su teléfono vibró. Sólo entonces se enteró de que los Mavericks lo habían traspasado a los Lakers de Los Ángeles, dejando atónito al mundo del deporte.
“Puedes imaginar lo sorprendido que estaba”, dijo Doncic. “Tuve que verificar si era el 1 de abril. Realmente no lo creía”.
El 1 de abril es el día en que suelen gastarse bromas en Estados Unidos, tal como ocurre el Día de los Inocentes en España y varios países de América Latina.
El astro esloveno ya comenzó a asimilar el inesperado canje después de dos días en Los Ángeles, y se expresó emocionado por un nuevo capítulo como compañero de LeBron James en la soleada costa Oeste.
Y aunque sus compañeros de equipo pasados y futuros dicen que Doncic nunca ha carecido de motivación para ser grande, ahora tiene todo el combustible que necesitará después de que los Mavericks cuestionaron inherentemente su talento y determinación al hacer este sísmico traspaso.
“Fue un gran shock”, reconoció Doncic. “Dallas era mi hogar, así que fueron momentos difíciles para mí… (Pero ahora) llego a jugar en el club más grande del mundo, y estoy emocionado por este nuevo viaje”.
Doncic, cinco veces seleccionado en el equipo ideal All-NBA y elegido en cinco ocasiones al Juego de Estrellas, se incorporó el martes oficialmente a los Lakers.
Estrellas con la edad y logros de Doncic casi nunca son traspasadas, mucho menos de manera tan abrupta. Pero cuando Dallas decidió seguir adelante sin su baluarte de 25 años, los Lakers aceptaron con entusiasmo enviar a cambio a Davis, uno de los grandes del baloncesto, para hacerlo posible.
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