Hablar de la Reina Isabel II es hablar de una institución única que deja un legado de grandeza, liderazgo y humanidad que la colocan en un sitio de honor en la historia, no solo de Inglaterra, si no de todo el mundo, por lo que muchos considera que con su muerte, ocurrida el medio día de ayer jueves 8 de septiembre, simboliza el cierre definitivo del Siglo XX.
Durante su reinado de 70 años, ya que heredó el trono en 1952, la Reina Isabel II y su esposo, el Principe Felipe de Edimburgo, realizaron dos visitas oficiales a México, la primera en 1975, siendo el anfitrión el Presidente Luis Echeverría, quien en su honor ofreció un desfile y varios banquetes.
La pareja Real acudió a conocer la zona arqueológica de Monte Albán, durante su visita a Oaxaca y a la reina se le vio ataviada con un vestido de flores, collar de perlas y guantes blancos.
Ademas de Oaxaca, la Reina y el Príncipe visitaron Cozumel, la Ciudad de México, Guanajuato, Yucatán y Veracruz, recorrido realizado del 24 de febrero al 1 de marzo de 1975.
La segunda visita de la Reina Isabel II a México ocurrió el 17 de febrero de 1983, y en esa ocasión, disfrutaron de las playas de Acapulco, Guerrero y aunque solo estuvieron cuatro días, fueron suficientes para que quedara fascinada por el sol, el mar y la bahía del puerto.
En su estancia recorrieron la costera Miguel Alemán en un transporte panorámico, en donde admiraron la belleza del paisaje y causaron asombro entre acapulqueños y turistas que paseaban por el lugar, además, cabe destacar, que el Presidente de México (en ese entonces) Miguel de la Madrid, la agasajó con una cena con platillos típicos mexicanos que le sirvió la Chef Susana Palazuelos en el museo Fuerte de San Diego, el cual fue totalmente rehabilitado para tan importante evento.
Esa noche la Reina Isabel II probó por primera vez los picadas tradicionales guerrerenses, sopa de calabazas, calabacitas y Langosta de Baja California y varios platillos que a pesar de no ser una cena Gourmet, hicieron que la Reina felicitara a la chef y a todos los organizadores, señalado que ese había sido uno de los mejores baquetas que había comida en su vida.
Además de los recuerdos, la reina Isabel II se llevó un árbol de plata que recibió por parte del Presidente Miguel de la Madrid, de la misma manera, ella dejó en México una colección de libros del siglo XIX, un regalo muy valioso para el político.
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