No debemos olvidarnos de esta otra pandemia, por ello es que el 1 de diciembre de cada año, el mundo conmemora el Día Mundial del Sida, en apoyo a las personas que conviven con el VIH y para recordar a las que han fallecido por enfermedades relacionadas con el sida.
El VIH, que continúa siendo uno de los mayores problemas para la salud pública mundial, ha cobrado 40.1 millones de vidas.
La infección por el VIH se ha convertido en un problema de salud crónico tratable que permite a las personas que viven con el virus llevar una vida larga y saludable.
De acuerdo con el análisis elaborado por las Naciones Unidas antes de la conmemoración del Día Mundial del Sida, son las desigualdades las que están impidiendo poner fin al sida.
El nuevo informe de ONUSIDA, Desigualdades peligrosas, insiste en una serie de acciones urgentes para abordar las desigualdades que sí pueden poner en marcha la respuesta al sida.
Aumentar la disponibilidad, la calidad y la idoneidad de los servicios para el tratamiento, las pruebas y la prevención del VIH, para que todas las personas reciban la atención que precisan.
Reformar las leyes, políticas y prácticas para abordar el estigma y la exclusión a los que se enfrentan las personas que viven con el VIH, los grupos de población clave y las poblaciones marginadas, de modo que todo el mundo sea respetado y bienvenido
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