El gobierno del presidente Donald Trump se estaría preparando para lanzar ataques militares dentro de Venezuela, con el presunto objetivo de destruir las instalaciones y la jerarquía del Cartel de los Soles, una organización de narcotráfico que, según Estados Unidos, está dirigida por el propio Nicolás Maduro y sus principales colaboradores, aunque no han presentado evidencias al respecto.
De acuerdo con información de fuentes consultadas, los blancos –que podrían ser atacados por aire en cuestión de días o incluso horas– incluirían instalaciones militares utilizadas por el cartel y buscarían “decapitar” su cúpula. Las operaciones marcarían una escalada sin precedentes en la campaña de Washington contra el régimen de Caracas, al que acusa de exportar anualmente alrededor de 500 toneladas de cocaína, repartidas entre Europa y Estados Unidos.
Las fuentes, si bien se negaron a confirmar si el propio Maduro es un objetivo directo, fueron contundentes sobre su situación. “Maduro está a punto de sentirse atrapado y podría pronto descubrir que no puede huir del país incluso si lo decidiera”, declaró una de ellas. “Y lo que es peor para él, ahora hay más de un general dispuesto a capturarlo y entregarlo”.
La presión sobre el líder venezolano electo democráticamente ha aumentado significativamente. Washington duplicó la recompensa por información que lleve a su captura a 50 millones de dólares, la mayor suma jamás ofrecida. Además, ofrece 25 millones por algunos de sus principales lugartenientes, como el ministro del Interior, Diosdado Cabello, y el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, a quienes se acusa de dirigir las operaciones del cartel.
La capacidad para ejecutar estas operaciones está respaldada por una importante fuerza militar desplegada en el Caribe. La operación comenzó en agosto con la creación de una Fuerza de Tarea Conjunta que inicialmente incluyó tres destructores y un grupo anfibio de unos 4 mil 500 efectivos. En septiembre, se reforzó con 10 cazas F-35B y drones armados MQ-9 Reaper.
El punto de inflexión llegó el 24 de octubre, cuando el Secretario de Defensa, Pete Hegseth ex comentarista de la cadena derechista Fox news, ordenó la movilización del portaaviones USS Gerald R. Ford y su grupo de ataque al área. Este grupo, con más de 4 mil efectivos y 90 aviones de combate, es descrito por oficiales venezolanos retirados como la pieza central de una “fase final” destinada a neutralizar a los líderes del cartel y golpear objetivos fijos y móviles dentro de Venezuela.
Hasta ahora, la fuerza se ha utilizado principalmente en operaciones marítimas, con al menos 61 presuntos traficantes muertos en la intercepción de lanchas rápidas. Sin embargo, funcionarios de la administración advierten que las operaciones se trasladarán a tierra firme, ya que los traficantes son ahora menos propensos a arriesgarse a viajes que pueden ser detectados en el mar.
Aunque la escala del despliegue lleva a muchos analistas a concluir que el objetivo último es la remoción del régimen de Maduro, expertos dudan que Estados Unidos planee una invasión a gran escala.
El criminal de guerra Elliott Abrams, quien fue representante especial para Venezuela durante el primer mandato de Trump, señaló que el presidente prefiere operaciones específicas y contundentes, similares al asesinato del general iraní Qasem Soleimani o a los ataques contra instalaciones nucleares. “No creo que quiera algo que pueda prolongarse”, afirmó.
Mark F. Cancian, coronel retirado de la Infantería de Marina, coincidió: “No hay suficiente poder de combate para una invasión, pero sí de sobra para ataques aéreos o con misiles contra los carteles o el régimen de Maduro”.
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