El Gran Premio de Las Vegas dejó una de las diferencias más amplias de la temporada. Max Verstappen consiguió la victoria tras tomar el control desde la primera vuelta y finalizó con más de veinte segundos de ventaja sobre Lando Norris, quien había partido desde la pole y aun así logró conservar el liderato del campeonato.
Un arranque que definió la carrera
La acción decisiva ocurrió de inmediato. Norris, ubicado en la primera posición de la parrilla, se abrió ligeramente en la frenada de la curva inicial. Ese pequeño margen fue suficiente para que Verstappen encontrara espacio y tomara la punta. A partir de ahí, la dinámica de la carrera cambió por completo.
El recorrido nocturno por las calles de Las Vegas se desarrolló sin incidentes mayores, algo poco habitual en un circuito urbano. La falta de neutralizaciones permitió que el ritmo se mantuviera estable y que los pilotos administraran su estrategia sin interrupciones. En ese escenario, Verstappen se mantuvo al frente sin presión directa, mientras Norris no logró acercarse lo suficiente para intentar recuperar el liderato.

Contexto técnico y observaciones posteriores
Tras la bandera a cuadros, los autos de McLaren fueron sometidos a revisiones técnicas por un desgaste inusual en el fondo plano, un tema que el equipo deberá atender con prioridad para evitar un posible impacto en futuras carreras. Más allá de esa situación, el resultado permitió que Norris sumara los puntos necesarios para seguir al frente del campeonato.
La victoria de Verstappen y el segundo puesto de Norris mantienen abierta la batalla por el título. Con pocas carreras restantes, ambos pilotos llegan a la parte final del calendario con margen para cambiar el rumbo de la clasificación general, en una temporada en la que las diferencias siguen siendo mínimas.
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