En ese mundo musical del llamado pop clásico, México tiene a Enrique de Allende, quien hasta ahora ha desarrollado la mayor parte de su carrera en Estados Unidos y Europa, pero siente que es el momento de pisar nuestro país con mayor fuerza.
El primer paso es su presentación en el Lunario del Auditorio Nacional el próximo 24 de noviembre, un show al que tituló “La vida es un sueño”.
“Siempre he querido llevar mi carrera a México. En Estados Unidos tengo un público muy definido que me permite hacer conciertos en los que siempre se agotan los boletos, pero sin duda México es un sueño que tengo pendiente”, dice Enrique de Allende.
El cantante mexicano se ha afianzado en circuitos de conciertos de California y Nueva York, además de hacer base continuamente en San Miguel de Allende, Guanajuato, ciudad de la que es originario y en la que suele tener shows en los que, curiosamente, la mayor parte de su público es estadounidense.
“Mi carrera en Estados Unidos empezó con el maestro Seth Rigges, cuyos alumnos reúnen unos 120 Grammys y entre ellos está Michael Jackson”, señala.
El talento de Enrique lo llevó con el productor Fernando Cavazos (con quien grabó un cover de “Hey”, de Julio Iglesias), luego con Kiko Cibrián (que lo apoyó para grabar “Desesperado” y otros tres temas) y de ahí conoció a Humberto Gatica, el productor que ha ganado 17 premios Grammy. “Con él grabé algunos temas y de ahí comencé a tener contacto para armar mis primeras presentaciones”.
Al concierto en el Lunario, Enrique llega además con la etiqueta de “The classical crooner”, que es como mejor se puede resumir su registro que le permite abarcar pop, balada, mariachi y clásico.
“El show que presento es un homenaje a los mejores compositores mexicanos del siglo XX, además de algunas interpretaciones en inglés e italiano y, por si fuera poco, un par de canciones inéditas”, dice Enrique, para quien el siguiente paso en su sueño es colaborar en un dueto con algún.
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