Una nueva investigación sugiere que un instrumento ya presente en misiones espaciales anteriores podría ofrecer una forma efectiva y económica de detectar vida activa en Marte. El hallazgo proviene del trabajo conjunto entre el estudiante de doctorado Solomon Hirsch y el profesor Mark Sephton, del Imperial College de Londres, quienes exploraron el potencial de un dispositivo que ha estado en uso desde la década de 1970: el cromatógrafo de gases–espectrómetro de masas (GC-MS).
El GC-MS ha sido parte esencial de las misiones marcianas desde los módulos Viking I y II, y actualmente está instalado en el rover Curiosity. También está programado para ser utilizado por el rover Rosalind Franklin de la misión ExoMars.
La propuesta de Hirsch y Sephton no se basa en el desarrollo de nuevos equipos, sino en la reconfiguración del uso de tecnología ya existente, lo cual podría revolucionar la búsqueda de vida en el planeta rojo y otros cuerpos celestes.
Así puede detectar signos de vida
El método identificado permite al GC-MS detectar un tipo de enlace químico presente en moléculas llamadas lípidos polares intactos (IPL), componentes fundamentales de las membranas celulares de organismos vivos. Estos enlaces forman parte de bacterias y células eucariotas, los mismos tipos de vida que los científicos esperan encontrar fuera de la Tierra.
Cuando estas moléculas se analizan con el GC-MS, se genera un pico claro en el gráfico que indica la presencia de vida viable. Esta firma química se degrada rápidamente tras la muerte del organismo, por lo que su detección es indicio directo de actividad biológica reciente.
Según explicó Hirsch:
“Cuando introdujimos los compuestos lipídicos polares intactos en el instrumento, no sabíamos qué esperar. La firma característica que identificamos proporciona un claro indicador de vida viable, gracias a equipos que ya están en uso en misiones actuales”.
¿NASA y ESA ya tienen la herramienta y no lo sabían?
Uno de los puntos más llamativos del estudio es que agencias como NASA y ESA podrían ya contar con la tecnología necesaria para detectar vida, sin saberlo. El profesor Sephton declaró que el método desarrollado es “rápido, confiable y aplicable en instrumentos que ya han sido enviados a Marte”, lo cual abre una oportunidad considerable para reinterpretar datos antiguos o analizar muestras nuevas con una mirada distinta.
El Curiosity, por ejemplo, acaba de cumplir 13 años en la superficie marciana, pero este descubrimiento sugiere que aún puede aportar mucho más al conocimiento científico si se le enseñan nuevos métodos de análisis.
Aplicaciones más allá de Marte
El impacto del hallazgo no se limita al planeta rojo. El nuevo enfoque podría ser utilizado para analizar columnas de vapor en lunas heladas como Europa o Encélado, e incluso para examinar muestras que algún día regresen a la Tierra desde otras partes del sistema solar.
De acuerdo con Sephton, los datos podrían ser enviados desde estas misiones directamente a la Tierra para su interpretación. Por su parte, Hirsch añadió que las condiciones hostiles de Marte no eliminan la posibilidad de vida, especialmente a varios metros bajo la superficie, donde las futuras misiones planean perforar.
Con la ExoMars en camino y el renovado interés global por la astrobiología, este método podría jugar un papel clave en la detección de vida extraterrestre sin necesidad de esperar años ni gastar millones en nuevos desarrollos tecnológicos.
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