Después de un mes del paso del huracán Otis, la devastación prevalece en Acapulco, Guerrero, donde sus habitantes critican la respuesta tardía del Gobierno para apoyar a los más de 250 mil damnificados.
Las calles de Acapulco continúan llenas de basura, la mayoría de los edificios de primera línea de playa mantienen solamente su esqueleto, las casas de los cerros permanecen llenas de lodo y múltiples familias todavía no encuentran a sus familiares que desaparecieron aquella noche en medio de la lluvia y el viento o bajo los escombros.
Las autoridades, tanto locales como estatales y federales, aseguran que están poniendo todos sus esfuerzos para que Acapulco se recupere y los acapulqueños trabajan día y noche con el mismo fin, pero aseguran que necesitan más ayuda.
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