Tras recibir dos disparos, murió el medio día de este viernes el ex primer ministro japonés, Shinzo Abe, recordando que fue atacado a balazos mientras hacía política a pie de calle, literalmente: estaba ofreciendo un mitin en plena acera, a la entrada de una estación de tren, lo que es un acto muy habitual en las campañas electorales de este país, donde el control de armas se encuentra entre los más estrictos del mundo y los niveles de violencia, entre los más bajos del planeta.
El ex primer ministro fue trasladado de inmediato al hospital de Kashihara en parada cardiorrespiratoria, “Estaba sangrando profundamente y no hemos podido salvarle la vida”, ha manifestado un médico del hospital al confirmar la muerte del exmandatario japonés. Abe había recibido profundas heridas en el cuello y el corazón, y pese a recibir transfusiones que sumaron más de un centenar de unidades de sangre en cuatro de horas, los galenos no pudieron detener la hemorragia, explicó Hidetada Fukushima, al frente del departamento de medicina de urgencias en el hospital universitario de Nara, en una rueda de prensa televisada.
La policía nipona ha informado de que ha detenido a un hombre, al que se interroga como sospechoso de intento de asesinato. Los agentes han procedido también a registrar su vivienda del sujeto que ha sido identificado como Tetsuya Yamagami, de 41 años, quien, según informa la agencia de noticias japonesa Kyodo, era un antiguo miembro de las Fuerzas de Autodefensa japonesas, el equivalente a las fuerzas armadas del país.
Según NHK, el atacante disparó por la espalda en dos ocasiones contra Abe, y su arma, según esta información, era de fabricación casera. Imágenes distribuidas por los medios japoneses permiten ver lo que parecen ser dos cañones envueltos en cinta adhesiva negra.
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