La izquierdista Xiomara Castro se convirtió en la primera presidenta de Honduras, con un Gobierno que afrontará desafíos como un Congreso muy dividido, el aumento de la deuda y las relaciones con China.
Flanqueada por su esposo, el exmandatario Manuel Zelaya, y sus hijos, Castro prestó juramento en un estadio de fútbol al aire libre repleto, mientras sus seguidores bailaban y gritaban, en una toma de posesión a la que asistió la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris. La mandataria sonrió ampliamente mientras la banda azul y blanca era colocada sobre su pecho.
“La catástrofe económica que recibo no tiene parangón en la historia del país”, afirmó una sombría Castro en su discurso inaugural, denunciando que la deuda se multiplicó por siete bajo sus dos predecesores conservadores. Explicó que es “prácticamente imposible” hacer los pagos de la deuda actual sin una reestructuración.
“Mi gobierno no continuará la vorágine de saqueos que ha condenado a las generaciones de jóvenes a pagar la deuda que contrajeron a sus espaldas”, agregó entre estruendosos aplausos.
Minutos antes, la multitud rugió en aprobación después de que Harris, a quien el presidente Joe Biden le ha encomendado liderar la política estadounidense en el empobrecido triángulo norte de América Central, fuera presentada.
“Nuestra relación con Honduras es importante”, escribió la vicepresidenta en Twitter, y agregó que se reunirá con Castro “para discutir la profundización de nuestra cooperación en una amplia gama de temas”.
La asistencia de Harris es notable, ya que funcionarios de menor rango suelen encabezar dichas delegaciones de Washington.
Por parte de México, el canciller Marcelo Ebrard acudió en representación del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Al arribar, el titular de Relaciones Exteriores fue recibido con ovaciones y con el grito “AMLO, AMLO, AMLO”.
Castro asume el cargo envuelta en una disputa con disidentes de su propio partido. Candidatos rivales se han declarado jefes del Congreso, socavando su capacidad para aprobar leyes.
El vicepresidente taiwanés, William Lai, también asistió a la toma de posesión en un intento de reforzar los lazos con Honduras bajo el mandato de Castro, que durante su campaña electoral amenazó con cambiar su lealtad a Pekín desde Taipei si era elegida presidenta.
Luis León, director del Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria, opinó que la presencia de Harris es un impulso para Castro en la disputa por el control del Congreso y para abordar la débil economía de Honduras.
Estados Unidos, en virtud de su política de “una sola China”, reconoce la posición de Pekín de que Taiwán es parte de su territorio, aunque no respalda esta postura. Washington no tiene lazos diplomáticos formales con Taiwán.
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