En Fort Collins, Colorado, una inquietante realidad está captando la atención de científicos y amantes de los animales por igual: conejos salvajes que presentan extrañas protuberancias en la cabeza y la boca, similares a tentáculos o cuernos negros, que parecen sacados de una película de terror de bajo presupuesto.
Este fenómeno fue reportado por primera vez en 2024, cuando residentes locales comenzaron a notar estos inusuales crecimientos en conejos que habitan en la zona. “Parecía que tenía palillos negros saliéndole de toda la boca. Pensé que no sobreviviría el invierno… pero volvió. Y más grande”, narró una vecina que observó de cerca uno de estos animales afectados.
El causante de esta extraña transformación es un virus conocido como virus del papiloma de cola de algodón (CRPV) o virus del papiloma de Shope. Este microorganismo provoca el desarrollo de tumores queratinizados, que dan a los conejos un aspecto espeluznante, con “tentáculos” y “cuernos” negros que brotan de sus cabezas y bocas.
Estos tumores pueden crecer hasta un punto en el que dificultan funciones básicas de los conejos, como alimentarse, ver o respirar correctamente. Esta enfermedad puede llegar a ser fatal, ya que las heridas abiertas y las dificultades para alimentarse pueden derivar en infecciones graves o desnutrición.
¿Puede el virus afectar a humanos o mascotas?
Hasta ahora, no hay evidencia científica que indique que el virus del papiloma de cola de algodón pueda infectar a humanos o animales domésticos. Sin embargo, las autoridades de Colorado, incluyendo el Departamento de Parques y Vida Silvestre, han recomendado que las personas no intenten tocar, alimentar o acercarse a estos conejos, sugiriendo simplemente observarlos desde la distancia.
La transmisión del virus ocurre principalmente a través de vectores como mosquitos y garrapatas, en lugar de por contacto directo entre conejos, lo que ralentiza pero no detiene su propagación en la fauna local.
Riesgos y consecuencias para los conejos
Más allá del impacto visual, la mutación causada por el CRPV representa un serio problema de salud para los conejos afectados. Los tumores pueden evolucionar hasta convertirse en carcinomas de células escamosas, una forma de cáncer altamente agresiva.
En conejos domésticos, estos tumores pueden ser tratados mediante cirugía, pero en la naturaleza, los conejos no cuentan con esta opción y enfrentan un pronóstico difícil, con altas probabilidades de muerte por inanición o infección.
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