Éste martes iniciaron en Irán los funerales y procesiones fúnebres para despedir al presidente del país Ebrahim Raisi, al canciller Hossein Amirabdollahian y a los otros fallecidos en un accidente de helicóptero ocurrido el pasado domingo.
Las ceremonias organizadas por el gobierno buscan tanto honrar a las víctimas como proyectar una imagen de fortaleza en el inestable Oriente Medio.
La fiscalía ya advirtió castigo contra cualquier celebración pública por la muerte de su presidente y, desde el siniestro, en las calles de la capital se ha visto una fuerte presencia de las fuerzas de seguridad.
Raisi, de 63 años, parecía estar en la lista de posibles sucesores del líder supremo del país, el ayatolá Ali Jamenei, de 85 años.
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