La llegada de la temporada de lluvias en México puede alterar los planes de muchos viajeros, pero también abre la puerta para redescubrir destinos que cobran una atmósfera única bajo la lluvia. Para quienes buscan una escapada cercana a la Ciudad de México con un ambiente tranquilo y paisajes cautivadores, existen varios pueblos mágicos que transforman sus calles, aromas y sabores durante esta época.
Cuetzalan, Puebla: niebla y tradición entre calles empedradas
Ubicado en la sierra norte de Puebla, Cuetzalan ofrece un escenario pintoresco durante la temporada de lluvias. La ligera neblina que cubre las fachadas de sus casas coloniales y las calles empedradas crea una atmósfera casi mágica, ideal para quienes desean relajarse y observar el ir y venir de su gente en los mercados y plazas centrales.
El pueblo destaca por su mezcla cultural, con tradiciones indígenas y coloniales que se reflejan en su arquitectura y artesanías. Para llegar a Cuetzalan desde la Ciudad de México, existen dos opciones en transporte público: tomar un autobús directo desde la Terminal de Autobuses de Pasajeros Oriente (TAPO) o viajar primero a Puebla y, desde ahí, abordar otro transporte hacia el destino final.
Amealco, Querétaro: caminatas entre historia y aromas de lluvia
Este pueblo mágico en Querétaro es ideal para quienes disfrutan de paseos pausados mientras el aroma a tierra mojada se mezcla con el de su rica gastronomía local. Destacan la Parroquia Santa María, una joya arquitectónica que narra parte de la historia regional, y las ruinas del Antiguo Templo de San Ildefonso Tultepec, que evocan el pasado colonial del lugar.
Situado a poco más de tres horas de la Ciudad de México, Amealco es accesible mediante transporte público: un autobús directo desde la Central de Autobuses del Norte hacia San Juan del Río, y posteriormente un transporte local que conecta con el pueblo.
Mineral del Chico, Hidalgo: paisajes boscosos y vistas panorámicas
A menos de dos horas de la capital, Mineral del Chico es un refugio natural que durante la temporada de lluvias se transforma en un espacio lleno de frescura y color. Sus bosques se llenan de vida y las vistas panorámicas del pueblo entre la neblina ofrecen postales únicas para los amantes de la fotografía y el senderismo.
Para llegar, basta con tomar un autobús desde la Central del Norte o la Terminal de Autobuses de Pasajeros Oriente (TAPO) con destino a Pachuca y, desde ahí, un taxi hasta Mineral del Chico.
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