Cuando Trump habitaba la Casa Blanca negoció con el gobierno mexicano el programa Quédate en México para aquellos que buscaban asilo. La idea del programa es que los migrantes que solicitaban protección no se quedaran dentro de Estados Unidos —como era hasta entonces— mientras su caso lo decidía una corte migratoria.
Los solicitantes de asilo se agruparon en la frontera, en su mayoría en condiciones deplorables. Joseph Biden prometió terminar con el programa. Cambiar eso. O no, o no es tan sencillo.
Reportó el San Diego Union Tribune hace unos días:
“El gobierno de Biden ha trasladado en avión a unos 2 mil solicitantes de asilo —todos ellos familias con niños— de Texas a San Diego y los ha expulsado de Estados Unidos a México sin darles la oportunidad de solicitar protección. Tijuana ha estado recibiendo una media de unas 100 personas expulsadas al día de esos vuelos, según el consulado mexicano en San Diego. Los funcionarios de inmigración mexicanos generalmente transportan a las familias a los refugios para migrantes”.
“El principal refugio está lleno con cientos de padres y niños”
“El principal refugio está actualmente lleno con cientos de padres y niños. Los vuelos, que no han recibido mucha atención desde que empezaron a mediados de marzo, son un espejo de las estrategias utilizadas por el predecesor del presidente Joe Biden, el ex presidente Donald Trump, para intentar disuadir a la gente de venir y que terminan poniendo a los que sí vienen en situaciones difíciles en México”.
Es decir, como pasaba antes, o peor, porque al menos antes quienes estaban en el programa —y en México— habían comenzado un proceso. Sí, largo y complicado de ganar, para algún día llegar a Estados Unidos. Ahora, simplemente los regresan. Los vuelos de Texas a California son una respuesta a que el rápido incremento de migrantes en la frontera entre Tamaulipas y Texas ha obligado a ese estado mexicano a no aceptar deportados, especialmente si son menores de edad.
El gobierno estadunidense los manda a San Diego y de ahí a Tijuana. A eso habrá que sumar el renovado compromiso de usar a las fuerzas de seguridad en nuestra frontera con Guatemala. Pues sí, las buenas intenciones no son suficientes.
Carlos Puig
@puigcarlos
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