Estados Unidos anunció este jueves la implementación de nuevas restricciones de visado dirigidas a familiares y colaboradores cercanos de personas con historial comprobado de narcotráfico, en un intento por frenar la entrada al país de drogas como el fentanilo, que ha provocado una crisis de salud pública.
En un comunicado oficial, el secretario de Estado Marco Rubio afirmó que “la imposición de restricciones de visado a los narcotraficantes, sus familiares y estrechos colaboradores personales y comerciales no solo impedirá su entrada a Estados Unidos, sino que servirá de elemento disuasorio para la continuación de actividades ilícitas”.
Medida respaldada en ley de inmigración
Estas acciones se basan en un apartado de la legislación migratoria estadounidense que establece la inadmisibilidad de extranjeros cuya presencia pueda representar un riesgo para los intereses nacionales. Según Rubio, el Departamento de Estado “utilizará todas las herramientas necesarias para disuadir y desmantelar el flujo de fentanilo y otras drogas ilícitas que entran a EE.UU. y perjudican a los ciudadanos estadounidenses”.
Familias y directivos de instituciones señaladas, en la mira
Como parte de esta política, el Departamento de Estado anunció la revocación de visas a “familiares, socios personales y comerciales” y directivos de las instituciones financieras mexicanas CIBanco, Intercam y Vector. Estas entidades fueron señaladas un día antes por el Departamento del Tesoro como presuntas facilitadoras de operaciones de lavado de dinero de cárteles de la droga, con montos que superarían los 46 millones de dólares.
Contexto de la crisis del fentanilo
Las nuevas restricciones ocurren en un contexto marcado por el aumento de muertes por sobredosis en Estados Unidos. De acuerdo con datos citados por Rubio, en 2024 se registraron más de 220 muertes diarias relacionadas con sobredosis, consolidándose como la principal causa de fallecimientos entre estadounidenses de 18 a 44 años.
Estrategia de Trump contra el narcotráfico
Desde su regreso a la presidencia en enero pasado, Donald Trump ha señalado el combate al tráfico de drogas como un pilar central de su agenda. La Casa Blanca ha utilizado la crisis del fentanilo como argumento para promover medidas más estrictas en materia migratoria y comercial, sosteniendo que la presión sobre estructuras financieras y familiares de narcotraficantes es esencial para frenar el flujo de estupefacientes hacia territorio estadounidense.
Con estas nuevas restricciones, el gobierno estadounidense busca ampliar el alcance de su estrategia contra el narcotráfico, no solo apuntando a los responsables directos, sino también a su entorno cercano, con el objetivo de desarticular redes que permiten el financiamiento y la operación de organizaciones criminales.
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